Lume Spento
A Quinzaine for this Yule
Personae
Exultations

 

1908 y 1909; los cuatro primeros libros de poemas de Pound.

 

[Cualquier interés erudito nos es completamente ajeno, pero necesitamos un mínimo de orientación
en el tiempo y en el espacio para no perdernos en la obra de Pound]

 

Vamos al cuarto libro, Exultations: 1000 ejemplares;

27 poemas [13 ya publicados en los libros anteriores, esto es, solamente 14 poemas nuevos]

 

 

Puede ser útil una reseña que un tal Edward Thomas escribió sobre Personae,
ya que con frecuencia se espera que la poesía de Pound sea contemporánea:

 

 

«Pound casi no posee las buenas cualidades superficiales de los versificadores modernos.
No tiene la actual melancolía o resignación o renuencia de vivir; ni la clase de sentimiento
por la naturaleza que abunda en descripciones y metáforas.
No es posible compararlo con ningún escritor viviente […].
De fuerte personalidad y con el debido poder para expresarla, desde el primer verso al último
de la mayoría de sus poemas nos mantiene con firmeza dentro de su puro, grave y apasionado mundo.
La belleza de “In Praise of Ysolt” [En alabanza de Isolda] es la belleza de la pasión, la sinceridad
y la intensidad, no de bellas palabras e imágenes y sugerencias.
El pensamiento domina las palabras y es más grande que ellas.»

 

A continuación: Canzoni y Ripostes, los siguientes libros de poemas.

 

En Ripostes aparecen poemas ya conocidos:

 

 

 

The Tomb at Akr Caar
Portrait d’une Femme
The Return

 

 

Joyce:

[ezcol_2third] 

Yeats, gran amigo de Pound, le había hablado de Joyce varias veces.

Pound se enteró de que el escritor irlandés vivía en Trieste, y el 15 de diciembre de 1913 le escribió una carta. Le dice que está relacionado con algunas revistas literarias nuevas, aunque carentes de dinero, como The Egoist, y además con otras estadounidenses, que pagaban bien las colaboraciones.

Joyce, cuya posición económica en Trieste no era precisamente próspera,
y que deseaba publicar y abrirse camino, empezó a ilusionarse. Le habla a Pound de su obra Dubliners, que había intentado publicar, pero que los editores que estaban interesados querían censurar, lo que Joyce no estaba dispuesto a aceptar. Le envió el manuscrito de Dubliners y el primer capítulo de su novela A Portrait of the Artist as a Young Man.
Pound hizo suya la situación de Joyce, que desde ese momento tuvo asegurado su presente y futuro literarios. Joyce le escribió a Yeats, agradeciéndole la conexión con Pound, que consiguió que se aceptara A Portrait para su serialización en The Egoist; la primera parte se publicó en el número del 2 de febrero de 1914, día en que Joyce cumplía 32 años.

Joyce, fortalecido por esta publicación, insistió con la editorial que había rechazado Dubliners, que por fin publicó en junio de 1914. En junio de 1916, Pound consiguió subvenciones económicas para Joyce de The Society of Authors, del gobierno de Asquith, de la millonaria Nancy Cunard y de Harriet Shaw Weaver, que durante un largo tiempo envió al irlandés un cheque por 50 libras cuatro veces por año. Joyce les enseñó a sus dos hijos, que hablaban italiano, que llamaran a Ezra “Signore Sterlina”.

 

La relación de Pound con Eliot es sobradamente conocida.
Fueron amigos durante toda su vida. Cuando murió Eliot, el 4 de enero de 1965, Pound, viejo, enfermo y pobre, viajó desde Italia para asistir al servicio fúnebre de Eliot en Westminster Abbey. Pound escribió en el número de tributo a Eliot en Sewanee Review:

 

“No fue homenajeado lo suficiente, y merecía mucho más de lo que yo le di”.

 

Eliot había recibido todos los honores literarios del mundo, incluyendo el Premio Nobel, y Pound seguía siendo un paria, solo y sin reconocimiento.

[/ezcol_2third] [ezcol_1third_end][/ezcol_1third_end]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir