federico garcía lorca

 

 

poeta en nueva york

 

 

         V

 

en la cabaña del farmer

     campo de newburg

 

vaca

a luis lacasa

 

 

Se tendió la vaca herida;

árboles y arroyos trepaban por sus cuernos.

Su hocico sangraba en el cielo.

 

Su hocico de abejas

bajo el bigote lento de la baba.

Un alarido blanco puso en pie la mañana.

 

Las vacas muertas y las vivas,

rubor de luz o miel de establo,

balaban con los ojos entornados.

 

Que se enteren las raíces

y aquel niño que afila su navaja

de que ya se pueden comer la vaca.

 

Arriba palidecen

luces y yugulares.

Cuatro pezuñas tiemblan en el aire.

 

Que se entere la luna

y esa noche de rocas amarillas:

que ya se fue la vaca de ceniza.

 

Que ya se fue balando

por el derribo de los cielos yertos

donde meriendan muerte los borrachos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

después del incidente

 

Sigue creyendo que la luna vierte
su locura inconstante aquí en la noche,
que existe un mundo fiel

 

la vista atrás

 

Me recuerdo de niño, solo en mi soledad.
Notaba que mi vida no era real.