perro en la luna

Programado y libre de bacterias,

público y perplejo, el perro

en la luna vacila abandonado.

El ojo frío en el telescopio

estudia su comportamiento

bajo el crimen solar, sus posibles

agonías y respuestas al terror cósmico.

Pero una especie de dignidad

se instala en la desolación

y entonces salta blandamente

como en un campo soñador, buscando

la helada oscuridad del otro lado.

Aquí se cierra el párpado

sobre el error. La información

no puede completarse,

pero hay tierra y hay noche para todos

y cada uno duerme y sabe donde está.

Joaquín O. Giannuzzi

Poesía completa Giannuzzi 

Sibilina, 2009


 

 

 

 

 

 

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