poniéndome la corbata

Cuando J. O. G. se pone la corbata

su mueca ante el espejo no interpreta el mundo.

Más bien es una distorsión desesperada

de un rostro que está allí sin saber cómo.

Ojos espantados que preguntan cuándo acabará todo.

Piedad para todos aquellos que como J. O. G.

aprietan el nudo de la corbata cada mañana

y nunca terminan por ahorcarse.

Sentimentales y astutos como moribundos

que olfatean el límite y retroceden a tiempo.

Joaquín O. Giannuzzi

Poesía completa Giannuzzi

Sibilina 2009

Sevilla


 

 

 

 

 

 

 

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