tálamo (I)
Triste razón
si sólo fuera cántaro de un día,
ajimez repentino,
y aquí mismo vinieran
las alas grandes
de los pájaros grandes
aventando esta luz que malva se anuncia,
que agranda por el río
su amanecida voz.
Triste dolor
si se abriera de pronto la boca del silencio
sentando plaza aquí: donde los dos sangramos;
si se abrieran los pámpanos del miedo
a coronar esta presencia enorme,
esta enorme pestaña de eternidad temblando,
esta tremenda dimensión del fruto,
esta herida sincera,
si llegaran glaciares al convite,
soplos de nieve al beso…
pero vamos, mi amor, al tálamo que aguarda
desnudo como un vidrio,
como un brote tendido,
pero vamos, mi amor, al tálamo que mira,
atalaya del rito,
centinela redondo de este próximo mar.
Javier Egea
POESÍA COMPLETA (Vol II)
Obra dispersa e inédita
Bartleby Editores
Edición de José Luis Alcántara y Juan Antonio Hernández García
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