La disolución 

 

 

En el centro exacto de la mesa

una fuente de manzanas y en torno 

tres sillas desiertas. El conjunto

donde hubo una intención de belleza 

atiende ahora a su propia degradación.

Nada eterno me rodea. Mi nervio principal 

palpa las primeras señales de un desorden

incubándose en algún sitio de mi cabeza 

donde se organizaba un final suntuoso

de acordes musicales alcanzando el cielo. 

Pero mi carne perpleja

entre objetos condenados y paredes que oscurecen 

gira buscando el fraude

de una suave anestesia. Juro 

que nunca había apostado a la humillación

de este dolor de huesos en un cuarto cerrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

Joaquín O. Giannuzzi

Poesía Completa Giannuzzi

ed. Sibilina 

Sevilla, 2009

 

 


 

 

 

 

 

 

 

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