la nba

 

 

 

Es un asunto de baloncesto con muchos metros de gente negra, con mucha longitud

de piel negra y de manos enormes con las palmas blancas: son tipos elásticos, ágiles

y veloces que se toman el juego como un juego, salen a divertirse y a sudar como cuando

estaban en el barrio a las tres de la tarde, con todo el calor del verano pegado al cemento

de la calle.

 

Ahora es otra cosa porque les dan una pasta y a ellos les gusta vestirse de bonito y alardear

y que la vida sea un larguísimo partido, y que el mundo sea una enorme pista, quizá es que

lo llevan en la sangre roja, quizá es que llevan la roja sangre llena de cestas y redes y triples

y mates y palmadas.

 

Parece que los tipos hayan nacido para estar ahí, entre saltos y vuelos, con cara de malotes

buenos o de buenazos cabrones que, de pronto, sacan toda la dentadura blanquísima en una

sonrisa larga y ancha, o se ríen con escándalo y desparpajo, gamberros y felices como sirenas,

mientras palmotean al colega, al compañero, al tipo que juega con ellos a lo mismo que ellos

desde siempre, desde el chupete que se tragaron con el primer pelotazo en la cara.

 

El baloncesto es necesario, vivir no lo es tanto: les encanta ocupar mucho espacio saltando con

los brazos abiertos, sobre todo porque el aire los sostiene en el aire, y el viento los empuja

cuando vuelan y corrige el camino casi exacto de la pelota, que entra limpia y suena a red batida:

averiguaron hace mucho que, cuando no dudan de ellos, todo les favorece, nada falla, el universo

entero está confabulado a su favor, pueden hacer lo que quieran porque es su tiempo privilegiado,

su estado de gracia, y se dejan admirar, no piensan mucho porque no lo necesitan, la técnica ya

quedó atrás y se pasan el tiempo en el aire, ni siquiera ven ya la pelota porque ellos son la pelota

y, encima, eso es lo de menos: es sólo la confirmación de que sí, de que claro, de que la pelota

no puede elegir y siempre obedece.

 

Cómo les gusta sobreadornarse, tunearse: el pelo, la cinta, las rodilleras, las gafas, los colores de

los colores: es su fiesta, se han montado en su sueño, en su cosa, en la cosa de su vida, y

lo aprovecharán a fondo mientras puedan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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