todos fuimos pequeños

Todo el mundo, tú y tú,

no importa que envenenes

pozos o que conviertas

gozo en melancolía

con tu siniestra magia;

todos, incluso tú

que sólo te diviertes

con el dolor ajeno,

tú que sonríes cuando

anuncian un desastre

o sueñas en la cama

repugnantes traiciones;

todos (tú también, monstruo

que surges de la sombra

y salpicas de sangre

las oscuras callejas)

fuisteis niños un día.

Piensa en tu infancia ahora.

En el llanto nocturno

que precedía al sueño,

en aquel desamparo

de enfrentarte a la muerte

siempre que te acostabas

al bode del abismo

que era tu cuarto entonces,

dominio del Diablo.

En las sórdidas aulas

del colegio, sembradas

de crueldad doméstica,

torpemente regidas

por medio psicópatas

expertos en maldades.

En el jardín ruidoso

donde el juego reinaba

con ilusoria dicha,

con su mezcla infernal

de prestigio y espanto.

Todo el mundo vivió

aquel horror primero

que algunos inconscientes

se obstinan en seguir

llamando paraíso.

Luis Alberto de Cuenca

Antología poética

Ediciones alma_perro

20/08/2013


 

 

 

 

 

 

 

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