manuel rivas
carretera
carretera
El indicador decía Con niebla, no se detenga,
pero la niebla llegó a ser tan espesa
que detuvo cuidadosamente su coche.
Salió, dio unos pasos,
pero un miedo ancestral le hizo retroceder.
No había ruido ni eco
como si todo lo existente se desvaneciera.
Puso la radio y sólo escuchó una música árabe,
qué coño, tan al Norte.
Fue entonces cuando vio aquellas siluetas en el parabrisas.
Eran vacas,
enormes cabezas con ojos de aguanieve.
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