manuel scorza

 

vals verde

 

 

 

A Rubén Bonifaz Nuño,

en memoria de los días que galopamos por los desiertos

allá lejos.

 

 

No viajaremos

a países de cabellera incandescente.

 

No partiremos,

no saldremos de la ciudad ululante.

 

Bajo los árboles vertiginosos del crepúsculo,

vestidos de viudos, hemos de vernos.

 

En las estepas de los gentíos

me verás, te veré, nos veremos.

 

Y alrededor de nosotros

los recuerdos de pico ensangrentado.

 

Las hélices amarillas del otoño

degollando pájaros inocentes.

 

Cierta tarde -cualquier tarde-

en una esquina nos desconoceremos.

 

Y por calles diferentes

a la vejez nos iremos.

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir