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las preguntas
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Gracias a los organizadores por invitarme
a este simposio sobre la crisis de las vanguardias.
Señoras y señores:
Decía Allan Poe que la ametralladora…
En esa fase del armamento
se podía ser suprematista, futurista, dadaísta, surrealista,
constructivista y también optimista,
aunque ya Kasimir Malevich había pintado
por segunda vez el cuadrado negro
y Vladimir Maiakovski había devuelto el uniforme
al cabo de abastecimiento,
eso sí, sin la boina con la estrella roja de la esperanza
que le sirvió de blanco
en la posición del adiós.
El imaginario de los estorninos cambió con Guernica.
Hasta entonces volaban en bandada instintiva,
dibujando con gracia un sueño protector
de poderosa ave
que espantase la realidad.
Poco después comenzó la producción industrial
de la muerte.
Gunther Anders recuerda el aspecto inofensivo
de los bidones de Ciclón-B en Auschwitz.
También recuerda que había hecho el ridículo en Francia,
con gente culta,
cuando auguraba que aquel payaso, Hitler,
no admitido en la Escuela de Bellas Artes de Viena,
traería un horror nunca visto.
Con la obligación moral de odiar,
Anders se había convertido
-son sus propias palabras-
en un hombre oscuro,
un bicho raro,
pero pudo escribir un libro de denuncia.
En Nueva Inglaterra,
en algún lugar de Mount Washington,
Gunther Anders
se sentó a la sombra de un nogal
con un cuaderno en la mano.
No descubrió la nuez de la gravedad
pero sí una pregunta que ahora les comunico:
¿Por qué?
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Manuel Rivas
Las preguntas
De Malabares e ourizos
En Do descoñecido ao descoñecido, obra poética (1980-2003), 2003
Traducción y nota introductoria de Rafael Álvarez R.
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