manuel vilas · gran vilas · vigilia
madrid
visor libros, 2012
143 p.
colección visor de poesía
vol. dcccxiv
12,5×19,5 cm.
cubierta: pablo pino
xxxiii premio internacional
de poesía ciudad de melilla
vigilia
Arde, arde más, Vilas, bendita sea
la creación de mis arterias, mi hígado y mis manos.
Arde, arde más, Gran Vilas, alabados sean
mi lengua, mi retina y mi corazón.
Benditos mi fémur, mis ingles y mi pensamiento.
Legendarias sean mi inocencia y mi bondad.
Amé las noches de verano.
Montado en un caballo blanco, amé el cielo.
Lloraba noches enteras.
Yo te quise con locura y tú no, pero no importa.
Pero recuerda que era tímido y fuerte al mismo tiempo.
Benditas sean las playas españolas en el mes de agosto.
Benditos sean los besos que no nos dimos
y sin embargo están aquí,
con nosotros,
mas vivos que los niños que acaban de nacer.
Desapareciste en medio de una tormenta.
Bendito sea Vilas, que vino a la tierra
con una misión tan misteriosa como desesperada.
Bendito sea mi dolor.
Benditas sean las casas en que vivimos juntos.
¿Merecí el amor?
Tendría que haberme matado, lo sé,
bien lo sé.
Pero llegaba la mañana, y tenía ganas de vivir.
Oigo canciones legendarias que me celebran.
La gente bebe en mi honor.
Bailan y se besan en mi honor.
Conciben hijos en mi honor.
Bendita sea la alegría,
que nace en los desesperados manantiales.
La gente cantaba en los bares y yo estaba allí.
Amé el amor.
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