manuel vilas

 

 

el cielo

 

barcelona
dvd ediciones
2000

 

 

 

 

recuerdos del que no duerme

 

 

 

 

Qué maravillosa estabas aquel amanecer, tumbada en el sofá
de la habitación, desnuda, fumando, leyendo una revista,
con los labios rojos, con la sonrisa de quien tiene una fortuna,
—mucho dinero he heredado de mis tíos suizos, dijiste en la cena.

 

Una mujer que recorre el mundo, amiga de las playas y del buen tiempo,
toda luz, espantosamente joven, no envejecerás nunca
le dije, bésame aquí, entre las manos, entre los rubíes de los dedos,
así lo haré, le contesté, es enorme esta suite, qué bello está el mar
cuando amanece, me gusta el Sur, aunque de todo me canso,
y lo hicimos un rato más, junto a la ventana, con las manos pegadas
en el alféizar, y yo cogiéndola por detrás, ¿cuántos años tienes?
Te gustaría que dijera dieciocho, pero tengo más de treinta.
Estaba sonando Cabaret en el hilo musical, y ya hacía calor.

 

Luego, aún desnuda, te miraste en el horrible espejo de la suite
y me dijiste ven acércate, elige una parte de mi cuerpo,
elige lo que quieras, acércame un cigarrillo, llama al servicio
de habitaciones, telefonea al aeropuerto, quiero irme a París.
Es mejor que viajes a Estocolmo, quizá a Helsinki, un lugar frío,
alejado de la impaciencia del verano, ven, elige una parte
de mi cuerpo, elige una parte del mundo, bésame despacio.

 

Una vez maté a un hombre, podría matarte a ti también.
He deseado que me mate una mujer como tú, ya he vivido
bastante, puedes hacerlo ahora mismo, no me moveré,
de verdad, planéalo mientras me ducho, planea un buen crimen.

 

Y ella me volvió a besar. Mátame tú, ya he tenido mucho amor,
mátame con tus manos, tampoco he de sacar nada ya de ti,
pero yo podría ser tu esclavo, estás tan hermosa a veces,
ese labio, esa mano, ese gesto tan noble, esa alma dura,
ese silencio, te hacen muy codiciable. Codicias lo que yo
de ti, el secreto de lo que fuimos, con ese secreto hemos amado
esta noche, márchate ya, ojalá no nos volvamos a ver nunca.
Ojalá, así sea, déjame contemplarte una vez más, ya no puedo tocarte,
estoy arruinado, yo podría hacerlo con otro hombre ahora mismo,
¿te das cuenta?, la vida nos dio una naturaleza inagotable,
márchate ya, quiero dormir un buen rato y olvidarte.

 

Imagínate que sólo estuviéramos tú y yo sobre la tierra,
que el mundo volviera al año mil antes de Cristo,
que no hubiera caminos ni ciudades ni estados ni gobiernos,
sino cuevas y aldeas, casas de cañas junto al río, y una luna
enorme en las noches de verano, piénsalo mientras te duermes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir