manuel vilas

las arenas de libia

 

ed. huerga & fierro
madrid
1998

 

 

de amicitia, II

 

 

 

 

Y, sin embargo, de qué sirve la vida si no vienen los amigos a casa.
Y de qué sirven ellos si, desde la ingrata verdad, jamás llegas a su fondo, a su centro
y es penosa esa dura hipocresía del trato cortés y de la convenida amabilidad.
Está bien que te llamen de vez en cuando, en alegrías o infortunios.
Explicarte reconforta, ayuda la quimera de que quizá algún aprecio despierte
tu suerte por la vida, o las risas al unísono en una noche de fiesta.

 

Risas destruidas, que van camino del cementerio en la noche estrellada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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