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Muchacha aposentada en lo duro y gris
[ezcol_1fifth][/ezcol_1fifth][ezcol_4fifth_end]El fotógrafo cruel del rosa al amarillo, nos ha dejado abierta una ventana en la que, siendo un poco exigentes, no se ve –cabalmente- nada, pero quizá nos convenga quedarnos cerca de la muchacha que está en un descanso de canguro, con las piernas de saltar recogidas mientras ella mira, posiblemente, al mar o a las últimas amapolas o al horizonte detenido o a ese otro horizonte portátil que llevamos dentro, que desplegamos si hace falta y que viene a ser una línea confusa, seca y sin campanas, en la que se acaba el pensamiento y empieza la corriente incolora de la conciencia o la imagen mental que tenemos de la vida en bruto, en grueso, en gordo, en tonto o –incluso- ese límite largo en el que empezaríamos a pensar, de verdad, si alguna vez lo alcanzáramos, pero, como el mismo horizonte, es inalcanzable.
La muchacha, que puede ser muy hermosa, o menos hermosa, lleva una camisa del color del coral, y tal vez se ha venido a ver a papá mar directamente desde el amor o desde la escuela, porque arrastra recelos largos y pegajosos y verdes como las algas tupidas, o porque se siente llena de círculos viciosos, o porque tiene muchas neuronas heridas o enfermas.
Como una vampiresa eficaz, ha chupado todos los colores de la foto para cumplir el eslogan que dice que la vida es en color, pero la realidad es en blanco y negro –como unas cuantas hormigas en la nieve-. La muchacha está natural, bonita, recién ordeñada, con un rulo de menos –quizá para hacernos hablar-, tragándose todos los colores del mundo como cuando cae la tarde y deja descolorido el paisaje, los rebaños y el pueblo.
Tal vez así, abandonada, está haciendo vida y recuerdos, montada en la bicicleta de sí misma y dando pedales al corazón, que es muy memorioso para las cosas pequeñas y para los divinos detalles, como un costurero con hilos de muchos colores y muchos botones sólo para desabrochar, que son más bonitos y eróticos.
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Narciso de Alfonso
Merodeos
© Fotografía de servando Gotor Sangil
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