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            a acabarse el viento

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Mischa ha salido a acabarse el viento, con su top articulado y la falda de quita y pon. Está hermosa de ojos y de mirada:

para un sencillo merodeador no es fácil, es difícil, decidir si tiene más mirada que ojos o más ojos que mirada. Parece

dispuesta y colaboradora, con ganas de pisar los charcos y de hacer el telefonillo, con tiempo de sobra para abrocharse

al placer.

Como un rebaño, que es mucha cosa feliz al mismo tiempo, Mischa tal vez tiene muchos deseos activos al mismo tiempo,

mientras se sujeta con las dos manos la falda alzada hasta la raíz de los muslos. Ay, Mischa, qué sencillas pueden ser a veces

las cosas que, otras veces, son casi imposibles.

Ágil de palos y ligera de esqueleto, Mischa quizá quiere detener el tiempo malo de los relojes para dejarse caer en el tiempo

azul de las caricias y del arrebato, donde ya no hay días ni noches, donde sólo hay un pasaje a la India o a cualquier otro lugar

donde la piel, donde la penumbra, donde los labios, donde el daño de las ciencias tiernas, sí.

Narciso de Alfonso

merodeos populares: a acabarse el viento