un invierno en lisboa

Es verdad que Lisboa, en invierno, no tiene la

consistencia de una ciudad del norte. El aire

es húmedo, el frío no entra en el alma, y no

existen los blancos puros, ni los cenicientos que

duran, ni siquiera el sentimiento inquietante

de que el mundo se detuvo bajo la mortaja celeste.

Las ciudades, no obstante, engañan. Y en Lisboa,

en invierno, hay quien sufre con la soledad

que cae con la tarde. Un final de frase puede traer

consigo la percepción de la muerte, y ninguna palabra

conseguirá dar un sentido a quien no sabe

qué camino seguir, o en qué café entrar.

En Lisboa, en invierno, puede verse, de

vez en cuando, una mariposa perdida entre

los coches mal aparcados. Sus alas

no brillan, y hasta puede dudarse

si estará viva o muerta. Pero cuando los dedos

se aproximan para cogerla, ella se agita,

parece huir y, finalmente, cae al suelo.

Es verdad que, en invierno, poco le queda

a una mariposa salvo morir. Pero quien ve

en ella la ilusión de que la primavera se aproxima,

se pregunta después: «¿Es esto la vida: crisálida

de nada, vacío, angustia de nunca haber sido?».

Nuno Júdice

antología poética Devastación de sílabas,

con selección e introducción de Pedro Serra

traducción de José Luis Puerto

editada por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional

 

Nuno-Júdice


 

 

 

 

 

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