opinión: el curso y el discurso del pensamiento: qué tedio

 

 

 

entre un ciudadano y otro, entre dos ciudadanos, hay un punto,

una posición, una suposición, una referencia

entre ellos hay una sospecha, una presunción, algo,

 

un ciudadano y otro ciudadano, y entre ellos hay algo, un punto

 

 

bien; así establecido, se puede averiguar, tal vez:

 

si no se aciertan, si no se corresponden, si están en distintas

coordenadas, si no se entienden, si están en espacios o en tiempos

diferentes, si no se gustan o no se caen bien, o no coinciden en nada,

 

o no se interesan, no se importan, se dan igual,

 

cada uno con su dispositivo de comunicación,

porque un ciudadano puede adoptar varios o muchos

dispositivos de comunicación,

 

es claro, pueden ser incluso opuestos

 

 

y quién asigna ese punto entre dos ciudadanos, quién reparte o distribuye

los puntos

 

 

es posible que sea cada uno, cada ciudadano, de manera que los puntos

sean unívocos, y entonces, entre dos ciudadanos debe haber dos puntos,

 

y quizá así se entienda mejor, ya que es más fácil ver los movimientos

y distancias entre los dos puntos

y tal vez más aspectos

 

 

qué aburrimiento

 

 

y más allá de los dispositivos de comunicación hay otros dispositivos de

comunicación, tal vez menos estrechos, más amplios, pero sin duda

más perversos.

 

el único más allá que es humano —en el primer sentido de la palabra—

está habitado por ciudadanos marginales:

los mendigos, los ladrones, las putas,

y también conviene incluir a los habitantes de la intemperie

 

 

 

qué tedio

 

 

 

 

 

 

·

 

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