los escritores de poesía
Podemos reunir a cien ciudadanos [-as, por supuesto] con la explícita misión de que escriban poesía, lo que ellos entiendan por escribir poesía.
No vamos a establecer porcentajes, se trata solamente de un ejercicio lúdico, por decirlo así. No es preciso que sean profesionales de la cosa.
Algunos de nuestros escritores de poesía —que no poetas— serán más singulares; otros escribirán con musicalidad; otros con ingenio o con un agudo
sentido de la gramática o de la contra gramática.
Es igual, nos da lo mismo. Ninguno [ninguno] de ellos resistirá durante mucho tiempo el enorme, el tremendo, el gigantesco peso del lenguaje,
que los aplastará a todos [-as, por supuesto].
Lo que significa que todos ellos acabarán escribiendo dentro de un registro consabido, ninguno de ellos escapará al idioma.
Es posible que vayamos reuniendo grupos de cien ciudadanos durante muchos años y que ninguno de ellos escape al lenguaje. La aparición
de un poeta —de un verdadero poeta, no de tipos como Gamoneda o Ashbery, a los que llamamos poetas porque son de lo mejorcito que
tenemos— es altamente improbable.
Con todo, a lo largo de la historia de la humanidad, han aparecido entre una docena y dos decenas de verdaderos poetas, es decir,
han existido unos cuantos.
¿Necesitamos más? Por supuesto, desde luego, sin duda.
narciso de alfonso
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