340

el comandante

Nada hay que tan íntimamente revele, que tan completamente interprete la

substancia de mi infortunio nato como el tipo de devaneo que, en verdad, más

acaricio, el bálsamo que con más íntima frecuencia escojo para mi angustia de

existir. El resumen de la esencia de lo que deseo es sólo esto: dormir la vida.

Quiero demasiado a la vida para que la pueda desear vivida; quiero demasiado no

vivirla para tener respecto a la vida un anhelo demasiado importuno.

Así, es éste, que voy a dejar escrito, el mejor de mis sueños preferidos. Por la

noche, a veces, con la casa tranquila porque los dueños hayan salido o se callen,

cierro las vidrieras de mis ventanas, las tapo con las pesadas contraventanas; […]

en un traje viejo, me retrepo en la silla profunda, y me fijo en el sueño de que soy

un comandante retirado en un hotel de provincias a la hora de después de la cena,

cuando éste sea, con otro más sobrio, el comensal lento que se ha quedado sin

motivo.

Supongo que he nacido así. No me interesa la juventud del comandante

retirado, ni los destinos militares por los que ha ascendido hasta este anhelo mío.

Independientemente del Tiempo y de la Vida, el comandante que me supongo no es

posterior a ninguna vida que haya tenido, no tiene ni ha tenido parientes; existe

eternamente en ese vivir de ese hotel provinciano, cansado ya de conversaciones

sobre anécdotas que le sucedieron con los compañeros en la dilación.

8-10-1919

Fernando Pessoa

Libro del desasosiego 340

Título original: Livro do Desassossego

© de la introducción y la traducción: Ángel Crespo, 1984

© Editorial Seix Barrai, S. A., 1984 y 1997

Segunda edición


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

la no vida

 

sin espacio para la expresión
del dolor, —como hacen los artistas.

 

es posible

 

Es fácil y probable,
que al pasar los años, se desconozcan

 

belleza

 

Era tan guapa
que no llamaba
la atención