entonces el beso conocía el norte y el sur

Entonces el beso conocía el norte y el sur,

el este y el oeste de toda cartografía

como si antes de labio en medio de la lluvia

hubiera sido rosa de los vientos

o brújula del corsario de los siete mares.

Nada estaba preparado

-dormían las leyendas su sueño abisal-

y sin embargo no cabía margen alguno de error:

cada noche atracaba en su alborada,

cada zozobra en su bahía,

cada deseo en su rompeolas.

Así era el amor,

volver a casa

con la red llena de certidumbres

nunca un naufragio en alta muerte

silenciosa

como ahora.

 

 

 

 

 


Almudena Guzmán


Entonces el beso conocía el norte y el sur

El príncipe rojo

Hiperión 2005

Madrid

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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