himno del desolado

 

Qué hacer para mostrarse solidario

de la ruina. Arruinarse. No es astuta

la hiedra que derrumba; el viento menos

que echa tejas abajo. El atributo

de la desolación florece, crece:

vida sin colorín que sustituya

donde vida no habrá. Se poda el canto

no para su esplendor, para el embuste

mandado a suplantar. Nazca el asombro

donde no -es invisible la mano, la sonrisa

es norma- quedan brotes de otra especie.

Como la hiedra crezca terco el asombro

y, si abatido, más; hasta un abismo

-de qué hablar a los cómplices- de fértiles,

inútiles lianas: que así la ruina, al menos,

se aniquile dejando a la victoria

el campo libre para sus batallas,

pues nosotros -se suman otras voces-

llegados a este punto hemos tomado

la ilustre decisión de naufragar.

 

 

 

 

Aníbal Núñez

 –

Himno del desolado

De Taller del Hechicero

Amaru Ediciones

Salamanca 2010

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir