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meditación sobre john constable

«La pintura es una ciencia, y debe hacerse

como una investigación de las leyes de la naturaleza.

¿por qué, entonces, la pintura de un paisaje no puede

ser considerada una rama de la filosofía natural,

de la cual, los cuadros son sólo los experimentos?»

-John Constable: La Historia de la Pintura del Paisaje

 

Él mismo respondió a su pregunta, y con la natural

exactitud del arte; enriqueció sus premisas

al confirmar su práctica: la labor de la observación

frente al hecho meteorológico. Las nubes,

unas seguidas de otras, templan el sol cuando pasan

y se alejan. Al volver a ocultarlo las tinieblas

concentradas, surgen de ellas rayos suaves

que se esparcen apagados, hasta que el foco

se descubre e inunda con fuego intenso

las nubes que se marchan. Se perciben (aunque escasamente)

las nubes restantes que lo cruzan rezagadas,

hechas jirones y disueltas en bruma.

Pero las siguientes lo van a contener. Pasan amenazantes

y merman su fulgor, quedando reducido a una franja de luz

que es cubierta del todo, a un destello que aún se alarga

mientras la masa se adensa, aunque no pueden excluir

su amarillo plateado. El eclipse es repentino;

se observa primero cómo la hierba se oscurece, y luego

se completa cubriendo todo el cielo

Los hechos. ¿Y qué son?

Él admiraba los accidentes, porque eran gobernados por leyes,

y los representaba (puesto que la ilusión no era su fin)

gobernados por el sentimiento. El fin es nuestra aquiescencia

libremente acordada, la ilusión que nos persuade

de que existe como imagen humana. Atrapada

por un sol vacilante o bajo un viento

que al humedecerse entre las siluetas de la fronda

se dispone a disolverlas, tiene que hacerse constante;

aunque allí, agitándose separados, los inquietos

árboles dejan pasar la distancia, como niebla blanca

que ocupa sus hileras rotas. Debe persuadir

y con constancia, para que no vuelva a disiparse

y revele lo que medio esconde. El arte es él mismo

cuando lo aceptamos. El día cambia. Él lo habría juzgado

exactamente con esa misma claridad, que franquea

las manchas intensas de las sombras que las nubes proyectan,

ahora suprimidas, mediante su explosión de color.

¿Un pintor descriptivo? Si el gozo

describe, lo cual extrae del pincel

los errores de un espíritu, ya así mitigado,

puede renunciar a todo patetismo; pues lo que él vio

descubrió lo que él era, y la mano —firme

ante el dictado de un solo sentido—

encarnó el exacto y total conocimiento

en una caligrafía de placer presente. El arte

es completo cuando es humano. Es humano

si los pigmentos entrelazados, los puntitos de luz

que aseguran el espacio bajo sus hábiles restricciones

convencen, al ser indicado de una posible pasión

como indicador adecuado a la vez de la pasión

y de su objeto. El artista miente

para beneficio de la verdad. Creedle.

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A Meditation On John Constable 

«Painting is a science, and should be pursued

as an inquiry into the laws of nature.

why, then, may not landscape painting

be considered as a branch of natural philosophy,

of which pictures are but the experiments?»

––John Constable: The History of Landscape Painting

He replied to his own question, and with the unmannered

Exactness of art; enriched his premises

By confirming his practice: the labour of observation

In face of meteorological fact. Clouds

Followed by others, temper the sun in passing

Over and off it. Massed darks

Blotting it back, scattered and mellowed shafts

Break damply out of them, until the source

Unmasks, floods its retreating bank

With raw fire. One perceives (though scarcely)

The remnant clouds trailing across it

In rags, and thinned to a gauze.

But the next will dam it. They loom past

And narrow its blaze. It shrinks to a crescent

Crushed out, a still lengthening ooze

As the mass thickens, though cannot exclude

Its silvered-yellow. The eclipse is sudden,

Seen first on the darkening grass, then complete

In a covered sky.

Facts. And what are they?

He admired accidents, because governed by laws,

Representing them (since the illusion was not his end)

As governed by feeling. The end is our approval

Freely accorded, the illusion persuading us

That it exists as a human image. Caught

By a wavering sun, or under a wind

Which moistening among the outlines of banked foliage

Prepares to dissolve them, it must grow constant;

Though there, ruffling and parted, the disturbed

Trees let through the distance, like white fog

Into their broken ranks, It must persuade

And with a constancy, not to be swept back

To reveal what it half-conceals. Art is itself

Once we accept it. The day veers. He would have judged

Exactly in such a light, that strides down

Over the quick stains of cloud-shadows

Expunged now, by its conflagration of colour.

A descriptive painter? If delight

Describes, which wrings from the brush

The errors of a mind, so tempered

It can forgo all pathos; for what he saw

Discovered what he was, and the hand––unswayed

By the dictation of a single sense–

Bodied the accurate and total knowledge

In a calligraphy of present pleasure. Art

Is complete when it is human. It is human

Once the looped pigments, the pin-heads of light

Securing space under their deft restrictions

Convince, as the index of a possible passion,

As the adequate gauge, both of the passion

And its object. The artist lies

For the improvement of truth. Believe him.

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Charles Tomlinson

Meditación sobre John Constable

Meditation on John Constable

inwardboundpoetry.blogspot.com.es

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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