Sujeto a destrucción

vino, a mi jardín,

la vaca sagrada de la literatura

vino con su lomo de no ser montado,

con los dos ojos anhelantes de toro negro,

con los mugidos rotos de vaca vieja

a comerme las flores, vino,

a morderme la ropa tendida,

como un caníbal,

vino, como un político,

a arengarme, a pisotear mi casa,

a cagar en mis cortinas, vino,

sí, a meter bulla al vecindario

y sembrar la discordia,

a perder las manzanas nuevas,

las brevas de los higos

que crecían como pechos en

los árboles fragantes y altos,

a espantar los pájaros

entonces,

harta, jodida,

le grité:“con tu leche a otra parte, vaca!”

y se fue con su vacuno trote

a jardines más fecundos

a mujeres más dóciles

a refregarse en sus faldas

como en un palenque

y se quedó ahí,

con las santas de siempre,

con las que hablan bajito

con las correctas

 

 

 

Elena Anníbali

sujeto a destrucción

Las madres remotas

2007

circulodepoesia.com

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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