deje de trasmitir sus señales

e interprete las mías

Cuando las gaviotas se lo coman todo

y en los esqueletos de los barcos proliferen

los insectos,

seguirás preguntándote qué hice contigo

después de recordarte.

Porque después del recuerdo vienen otras cosas

que no conociste,

que tampoco conocí porque desaparecían

al ritmo ligero de lo no deseado.

Pequeñas rozaduras que envejecían el instinto

de retenerte

y que no hacían daño, como ahora las gaviotas.

Todavía no, pero las veo gordas

sobre sus patas tiesas de aferrarse a los ahogados

y comerles los ojos

sin movimiento.

Porque no opone resistencia la carroña

engordarán tranquilas.

Pero todavía no,

aunque las veas.

 

 

Luisa Castro

Los Hábitos del Artillero

Poesía en el campus

Revista oral de poesía nº 22

Curso 1992-1993

 

 


 

 

 

 

 

 

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