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Arte poética Nº 3 / capitulo XXXVII
en el que queda demostrado que
Phileas Fogg no ha ganado nada al
dar esta vuelta al mundo si no es la
felicidad
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Empiezo a escribir cuando el alba se desmaya
por las chimeneas y uno a uno los
programas de radio van extinguiéndose /
mientras nadie hace el amor y las camas de
los niños rojos están más arrugadas y frías
que los desfiladeros indios o las manos de
un viejo marxista que ya no cree en nadie
ni en nada / o bien cuando todos fornican
con los ojos cerrados y la luz se entierra
como un hacha loca entre las dunas -los
oasis lanzan aullidos concéntricos, los catalejos
se venden más que los condones y es
la misma miseria-. Empiezo a dibujar, a
escribir cartas, a tratar de reconocer lo que
no veré mas, entre el espacio que hay de la
palabra ternura a la palabra indiferencia,
entre lo que media de la frase déjalo todo,
a la frase terreno firme o caras conocidas /
Ahora que puedo sentarme bajo un desesperado
mural anónimo con un boleto de
avión en la mano derecha y una naranja
hecha pedazos en la izquierda. La madrugada
se ensancha con los colores de una herida
interior. Un muchacho idiota canta:
cuando me entreguen en un sobre mi primer
sueldo voy a comprar un vestido de flores
verdes para mi camarada y unos pantalones
de mezclilla para mí / Y un muchacho idiota
canta mientras observa ciudades
levitando como vapor. Los cerebelos rajados
de las revoluciones. Semillas armoniosas
y salvajes que ruedan que se coagulan
que ruedan: el parpadeo experimental de
los complots.
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Roberto Bolaño
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Muchachos desnudos bajo
el arcoiris de fuego
Antología de Roberto Bolaño
Editorial Extemporáneos Poesía
1ª edición, septiembre 1979
México
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