La certeza

Después de cuatro horas de tortura, el Apache y los otros dos cuilios

le echaron un balde de agua al reo para despertarlo y le dijeron:

«Manda decir el Coronel que te va a dar una chance de salvar la vida.

Si adivinás quién de nosotros tiene un ojo de vidrio, te dejaremos de torturar».

Después de pasear su mirada sobre los rostros de sus verdugos, el reo señaló a uno de ellos:

«El suyo. Su ojo derecho es de vidrio».

Y los cuilios asombrados dijeron:

«¡Te salvaste! Pero ¿cómo has podido adivinarlo?

Todos tus cheros fallaron, porque el ojo es americano, es decir, perfecto».

«Muy sencillo – dijo el reo, sintiendo que le venía otra vez el desmayo-

fue el único ojo que no me miró con odio».

 

 

 

Roque Dalton

La certeza

En Taberna y otros lugares

Editorial Baile del sol

Tenerife, 2006

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

las tardes – Vicente Gallego

 

Pero los días, al pasar, no son
el generoso rey que cumple su palabra,
sino el ladrón taimado que nos miente.

 

exilio

 

Miraba la vida desde la ventana
de mis ojos,