raymond carver
donde el agua se junta con otras aguas
se cierra la puerta por fuera y tratas de entrar
todos nosotros
the collected poems
raymond carver, 1996
traducción: jaime priede
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se cierra la puerta por fuera y tratas de entrar
Así de sencillo. Sales y cierras la puerta
sin pensarlo. Y cuando te das cuenta
de lo que has hecho
es demasiado tarde. Si parece
la historia de una vida, perfecto.
Estaba lloviendo. Los vecinos que tenían
una llave no estaban. Lo intenté varias veces
por las ventanas de abajo. La mirada fija
en el sofá, las plantas, la mesa,
las sillas y el equipo de música.
La taza de café y el cenicero esperándome
en la mesa de cristal. Mi corazón
se iba hacia ellos. Les dije: Hola, amigos,
o algo parecido. Después de todo,
no era tan grave.
Cosas peores habían pasado. Incluso
tenía su gracia. Encontré la escalera.
La apoyé contra la pared.
Subí bajo la lluvia a la terraza,
pasé sobre la barandilla
y lo intenté con la puerta. Estaba cerrada,
por supuesto. Pero volví a mirar hacia dentro,
mi escritorio, los papeles y la silla.
La ventana al otro lado
del escritorio por la que miro
cuando levanto la vista del escritorio.
Esto no es como lo de abajo, pensé.
Esto es algo más.
Había allí algo que nunca había visto
desde la terraza. Estar allí dentro y no estar.
No sé cómo explicarlo.
Pegué la cara al cristal
y me imaginé dentro,
sentado al escritorio. Levantando la vista
del papel de vez en cuando,
pensando en otro lugar
y otro tiempo.
La gente que había amado entonces.
Me quedé allí un rato bajo la lluvia.
El hombre más afortunado del mundo.
Incluso cuando me pasó por encima una ola de pena.
Incluso cuando me sentí francamente avergonzado
por el daño que había causado.
Le di un golpazo a aquella ventana tan bonita.
Y entré.[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]
locking yourself out, then trying to get back in
You simply go out and shut the door
without thinking. And when you look back
at what you’ve done
it’s too late. If this sounds
like the story of a life, okay.
It was raining. The neighbors who had
a key were away. I tried and tried
the lower windows. Stared
inside at the sofa, plants, the table
and chairs, the stereo set-up.
My coffee cup and ashtray waited for me
on the glass-topped table, and my heart
went out to them. I said, Hello, friends,
or something like that. After all,
this wasn’t so bad.
Worse things had happened. This
was even a little funny. I found the ladder.
Took that and leaned it against the house.
Then climbed in the rain to the deck,
swung myself over the railing
and tried the door. Which was locked,
of course. But I looked in just the same
at my desk, some papers, and my chair.
This was the window on the other side
of the desk where I’d raise my eyes
and stare out when I sat at that desk.
This is not like downstairs, I thought.
This is something else.
And it was something to look in like that, unseen,
from the deck. To be there, inside, and not be there.
I don’t even think I can talk about it.
I brought my face close to the glass
and imagined myself inside,
sitting at the desk. Looking up
from my work now and again.
Thinking about some other place
and some other time.
The people I had loved then.
I stood there for a minute in the rain.
Considering myself to be the luckiest of men.
Even though a wave of grief passed through me.
Even though I felt violently ashamed
of the injury I’d done back then.
I bashed that beautiful window.
And stepped back in.[/ezcol_1half_end]
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