Interrumpir todos los discursos,

todos los esqueletos verbales,

e infiltrar en el corte

la llama que no cesa. 

Empezar el discurso del incendio,

un incendio que inflame

estas rastreras chispas malolientes

que saltan porque sí,

al compás de los vientos. 

Y entretanto sellar la incontinencia

del verbo del poder y sus secuelas.

La palabra del hombre no es un orden:

la palabra del hombre es el abismo. 

El abismo,

que arde como un bosque:

un bosque que al arder se regenera.

Roberto Juarroz

Poesía Vertical XII, 2

Ediciones Carlos Lohlé

Buenos Aires

Argentina

1991


 

 

 

 

 

 

 

 

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