wallace stevens
desilusión a las diez
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disillusionment of ten o’clock
The houses are haunted
By white night-gowns.
None are green,
Or purple with green rings,
Or green with yellow rings,
Or yellow with blue rings.
None of them are strange,
With socks of lace
And beaded ceintures.
People are not going
To dream of baboons and periwinkles.
Only, here and there, and old sailor,
Drunk and asleep in his boots,
Catches tigers
In red weather. [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]
desilusion a las diez
Las cosas están frecuentadas
por blancos camisas de dormir.
Ninguna de ellas es verde,
o púrpura con anillos verdes,
o verde con anillos amarillos.
o amarilla con anillos azules.
Ninguna de ellos es singular,
con escarpines de lazo
y cintas de abalorios.
Lo gente no irá a soñar
con mandriles y caracolas.
Sólo, aquí y allá, un viejo marinero
borracho y dormido con sus botas,
caza tigres
en rojo clima.[/ezcol_1half_end]
Stevens llama realidad al campo donde opera la poesía. entendiendo por ello no solamente el mundo físico
sino que las cosas son, as they are, y el proceso incesante que las mueve. Pero esas cosas se nos imponen,
en primera instancia, como una rutina a la que podemos resistirnos mediante un acto de la conciencia, una
toma de conciencia que se logra gracias a la imaginación.
O sea que la imaginación, además de cumplir en el poema la función de incorporar lo irreal, lo que no está allí,
para conectarse con la experiencia que da origen al poema, tiene por objeto transformar la realidad en conocimiento;
toma de conciencia de la realidad, de lo que ella encierra de contradictorio y de violento oculto por la apariencia
y la rutina.
En «Desilusión a las diez», tema de sentido fácilmente captable es interesante ver cómo ese mecanismo de
la imaginación frente a la realidad está sabiamente aplicado. Por un lado, las blancas camisas de dormir que usa
el hombre común, en casas comunes, con tan poca individualidad como sus ocupantes, casas donde las luces
se apagan juiciosamente a las diez de la noche, y donde los sueños no pueden ser ni extravagantes ni fantasiosos.
Por el otro, la noche fuera de esas casas, en lugares menos ordenados, con gente capaz de vivir la realidad como
es. El marinero borracho, dormido con sus botas, realmente
caza tigres
en rojo clima
es realmente capaz de tocar las cosas, no sólo sus apariencias.
américa en letras
poemas
de
wallace stevens
edición bilingüe
alberto girri
bibliográfica omeba
en todos los países de halla castellana
1967
buenos aires
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