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los pensamientos del túnel
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Cuando el tren se mete en el túnel, hijo mío, como un brazo que entra en la manga
de un traje de etiqueta, todos los viajeros procuran adoptar posturas convencionales,
como los muertos, posturas que quieren decir: no se crea usted que a mí los túneles
me producen sobresalto, no; a mí los túneles me dejan indiferente, como si nada pasase.
Los fumadores se llevan con lentitud el cigarrillo a la boca para que todos veamos que
la candelita no titubea, que la candelita tiene una firmeza espartana, y los no fumadores,
que antes, en los trenes de antes, tenían un departamento especial todo lleno de carrasperas,
procuran carraspear con displicencia, como diciendo: pero, hombre, por favor, ¿será posible
que ustedes puedan pensar que la oscuridad nos atemoriza? (Sólo las muchachas casaderas,
que tienen la cabeza a pájaros y la espalda estremecida, entran en el túnel con un ilusionado
y vergonzante rubor, y salen del túnel pálidas y henchidas de una falsa congoja, como simulando
ser muchachas recién abrazadas por primera vez.) Es sumamente curioso, hijo mío, sumamente
curioso y aleccionador, observar cómo, cuando el tren se mete en el túnel, todos los viajeros
adoptan bien estudiadas posturas, como los muertos.
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Camilo José Cela
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De Mrs Caldwell habla con su hijo
Editorial Destino 1988
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