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The Lost Son
by Theodore Roethke
[Traducción de Natalia]
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[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]–
El hijo perdido
Theodore Roethke
[Traducción de Natalia Carbajosa]
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I. The flight
–
At Woodlawn I Heard the dead cry:
I was lulled by the slamming of iron,
A slow drip over stones,
Toads brooding wells.
All the leaves stuck out their tongues;
I shook the softening chalk of my bones,
Saying,
Snail, snail, glister me forward,
Bird, soft-sigh me home,
Worm, be with me.
This is my hard time.
–
Fished in an old wound,
The soft pond of repose;
Nothing nibbled my line,
Not even the minnows came.
–
Sat in an empty house
Watching shadows crawl,
Scratching.
There was one fly.
–
Voice, come out of the silence.
Say something.
Appear in the form of a spider
Or a moth beating the curtain.
–
Tell me:
Which is the way I take;
Out of what door do I go,
Where and to whom?
–
Dark hollows said, lee to the wind,
The moon said, back of an eel,
The salt said, look by the sea,
Your tears are not enough praise,
You will find no comfort here,
In the kingdom of bang and blab.
–
Running lightly over spongy ground,
Past the pasture of flat stones,
The three elms,
The sheep strewn on a field,
Over a rickety bridge
Toward the quick-water, wrinkling and rippling.
–
Hunting along the river,
Down among the rubbish, the bug-riddled foliage,
By the muddy pond-edge, by the bog-holes,
By the shrunken lake, hunting, in the heat of summer.
–
The shape of a rat?
–
It’s bigger than that.
It’s less than a leg
And more than a nose,
Just under the water
It usually goes.
–
Is it soft like a mouse?
Can it wrinkle his nose?
Could it come in the house
On the tips of its toes?
–
Take the skin of a cat
And the back of an eel,
Then roll them in grease,—
That’s the way it would feel.
–
It’s sleek as an otter
With wide webby toes
Just under the water
It usually goes.
–
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I. La huída
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En Woodland oí el grito de los muertos:
me arrullaba el golpear del hierro,
el lento goteo sobre las piedras,
los sapos incubando fuentes.
Todas las hojas sacaban la lengua;
sacudí el yeso endeble de mis huesos,
diciendo:
Caracol, col, col, muéstrame el sol,
pajarito, llévame a casa quedito,
lombriz, quédate conmigo aquí.
Es tiempo de sufrir.
–
Pesqué en una vieja herida,
el suave estanque del reposo;
nada mordió mi anzuelo,
ni un pececillo siquiera.
–
Me senté en una casa vacía
a ver las sombras trepar,
rascándome.
Una mosca había.
–
Voz, sal del silencio.
Di algo.
Muéstrate en forma de araña
o de polilla batiendo la cortina.
–
Dime:
¿qué camino tomo;
por qué puerta salgo,
adónde y hacia quién?
–
Me dijo el hoyo oscuro: a sotavento,
me dijo la luna: a lomos de una anguila,
me dijo la sal: sigue a la mar,
no basta el elogio de tus lágrimas,
no hay aquí consuelo para ti,
en el reino del ruido y de la cháchara.
–
Corriendo ligero sobre la tierra esponjosa,
más allá del prado de piedras lisas,
los tres olmos,
las ovejas esparcidas por el pasto,
sobre un puente desvencijado
hacia el rápido, arrugándose y rizándose.
–
Cazando por el río,
entre la basura, el follaje cribado por escarabajos,
por el borde limoso del estanque, por los hoyos de cieno,
por el lago encogido, cazando, en el calor del verano.
–
¿La forma de una rata?
–
Más grande será.
Menor que una pata
y mayor que nariz,
justo bajo el agua
la verás venir.
–
¿Es suave, como un ratón?
¿Puede arrugar la nariz?
¿Podría entrar en casa
sobre la punta de sus pies?
–
Toma la piel de un gato
y el lomo de una anguila,
luego enróllalos en grasa:
así al tacto acaricia.
–
Lustrosa como una nutria
con membrana en los dedos
justo bajo el agua
la verás venir.
–
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II. The Pit
–
Where do the roots go?
Look down under the leaves.
Who put the moss there?
These stones have been here too long.
Who stunned the dirt into noise?
Ask the mole, he knows.
I feel the slime of a wet nest.
Beware Mother Mildew.
Nibble again, fish nerves.
–
III. The Gibber
–
At the wood’s mouth,
By the cave’s door,
I listened to something
I had heard before.
–
Dogs of the groin
Barked and howled,
The sun was against me,
The moon would not have me.
–
The weeds whined,
The snakes cried
The cows and briars
Said to me: Die.
–
What a small song. What slow clouds.
[What dark water.
Hath the rain a father? All the caves are ice.
[Only the snow’s here.
I’m cold. I’m cold all over.
Rub me in father and mother.
Fear was my father, Father Fear.
His look drained the stones.
–
What gliding shape
Beckoning through halls,
Stood poised on the stair,
Fell dreamily down?
–
From the mouths of jugs
Perched on many shelves,
I saw substance flowing
That cold morning.
–
Like a slither of eels
That watery cheek
As my own tongue kissed
My lips awake.
–
Is that the storm’s heart? The ground is
[unstilling itself.
My veins are running nowhere. Do the bones
[cast out their fire?
Is the seed leaving the old bed? These buds are
[live as birds.
Where, where are the tears of the world?
Let the kisses resound, flat like a butcher’s palm;
Let the gestures freeze; our doom is already decided.
All the windows are burning! What’s left of my life?
I want the old rage, the lash of primordial milk!
Goodbye, goodbye, old stones, the time-order
[is going,
I have married my hands to perpetual agitation,
I run, I run to the whistle of money.
–
Money money money
Water water water
–
How cool the grass is.
Has the bird left?
The stalk still sways.
Has the worm a shadow?
What do the clouds say?
–
These sweeps of light undo me.
Look, look, the ditch is running white!
I’ve more veins than a tree!
Kiss me, ashes, I’m falling through a dark swirl.
–
IV. The Return
–
The way to the boiler was dark,
Dark all the way,
Over slippery cinders
Through the long greenhouse.
–
The roses kept breathing in the dark.
They had many mouths to breathe with.
My knees made little winds underneath
Where the weeds slept.
–
There was always a single light
Swinging by the fire-pit,
Where the fireman pulled out roses,
Those big roses, the big bloody clinkers.
–
Once I stayed all night.
The light in the morning came slowly over
the white snow.
There were many kinds of cool
air.
Then came the steam.
–
Pipe-knock.
–
Scurry of warm over small plants.
Ordnung! ordnung!
Papa is coming!
–
A fine haze moved off the leaves;
Frost melted on far panes;
The rose, the chrysanthemum turned toward the light.
Even the hushed forms, the bent yellowy weeds
Moved in a slow up-sway.
–
V
–
It was beginning winter,
An in-between time,
The landscape still partly brown:
The bones of weeds kept swinging in the wind,
Above the blue snow.
–
It was beginning winter,
The light moved slowly over the frozen field,
Over the dry seed-crowns,
The beautiful surviving bones
Swinging in the wind.
–
Light traveled over the wide field;
Stayed.
The weeds stopped swinging.
The mind moved, not alone,
Through the clear air, in the silence.
–
Was it light?
Was it light within?
Was it light within light?
Stillness becoming alive,
Yet still?
–
A lively understandable spirit
Once entertained you.
It will come again.
Be still.
Wait.
–
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]–
II. El hoyo
–
¿Adónde van las raíces?
Busca bajo las hojas.
¿Quién puso el musgo allí?
Estas piedras llevan mucho tiempo aquí.
¿Quién armó un estruendo con la basura?
Pregúntale al topo, él lo sabe.
Siento el limo de un nido húmedo.
Cuidado con Madre Moho.
Picad de nuevo, nervios de pez.
–
III. La garganta
–
En la boca del bosque,
a la entrada de la cueva,
escuché algo
que nunca antes oyera.
–
Perros hocicudos
ladraban y aullaban,
El sol estaba contra mí,
La luna no me quería.
–
Gemían los juncos,
chillaban las culebras,
vacas y zarzales
me decían: muere.
–
Qué canción tan chica. Qué nubes tan lentas. Qué
[agua tan oscura.
¿Tiene padre la lluvia? Todas las cuevas son hielo.
[Solo hay nieve aquí.
Tengo frío. Estoy helado.
Frótame con padre y madre.
El Miedo fue mi padre, padre Miedo.
Secó las piedras con su mirada.
–
¿Qué forma en vuelo,
su ademán por los umbrales,
suspendida en el peldaño
cayó como en sueño?
–
De la boca de las jarras
puestas en muchos estantes,
vi manar una sustancia
aquella fría mañana.
–
Como un resbalar de anguilas
esa acuosa mejilla
cual si fuera mi lengua me besó
y desperté.
–
¿Es esta la tormenta del corazón?
[La tierra se agita.
Corren mis venas sin destino. ¿Arrojan fuego
[los huesos?
¿Deja su viejo lecho la semilla? Esos brotes están
[vivos como aves.
¿Dónde, dónde están las lágrimas del mundo?
Que resuenen los besos, lisos como lo palma
[de un vendedor de dulces;
que se congelen los gestos; ya está echada nuestra suerte.
¡Arden todas las ventanas! ¿Qué queda de mi vida?
¡Quiero la antigua ira, el azote de la leche primigenia!
Adiós, adiós, viejas piedras, el orden del tiempo se va,
he unido mis manos a la agitación perpetua,
corro, corro al silbido del dinero.
–
Dinero dinero dinero
agua agua agua
–
Qué fresca está la hierba.
¿Se ha marchado el pájaro?
Todavía se cimbrea el tallo.
¿Tiene sombra la lombriz?
¿Qué dicen las nubes?
–
Estos embates de luz me deshacen.
¡Mirad, mirad, corre un líquido blanco por la zanja!
¡Tengo más venas que un árbol!
Besadme, cenizas, caigo por un oscuro remolino.
–
IV. El regreso
–
El camino a la caldera estaba oscuro,
oscuro todo el camino,
sobre cenizas resbaladizas
por el largo invernadero.
–
Respiraban las rosas en la oscuridad.
Tenían muchas bocas con que respirar.
Hacían mis rodillas vientos pequeños por debajo
donde dormía la hierba silvestre.
–
Siempre había una sola luz
balanceándose en el horno,
de donde el fogonero sacaba las rosas,
las grandes rosas, las grandes y sangrientas rosas de hulla.
–
Una vez me quedé toda la noche.
La luz de la mañana lentamente apareció sobre la nieve
blanca.
Había muchas clases de aire
frío.
Luego llegó el vapor.
–
Golpe del conducto.
–
Calor repentino sobre las plantas pequeñas.
¡Ordnung! ¡Ordnung!
¡Viene papá!
–
Una leve neblina agitaba las hojas;
se derretía el hielo en los cristales del fondo;
la rosa y el crisantemo se volvían hacia la luz.
Incluso las formas calladas, la inclinada hierba amarillenta
se mecía en lento ascender.
–
V
–
Era el comienzo del invierno,
un tiempo intermedio,
el paisaje aún en parte pardo:
los huesos de la hierba seguían meciéndose en el viento,
sobre la nieve azul.
–
Era el comienzo del invierno,
la luz se movía lentamente por el campo helado,
sobre las cabezas secas de las espigas,
los bellos huesos sobrevivientes
mecidos por el viento.
–
La luz viajaba por el vasto campo;
Se quedaba.
La hierba dejó de mecerse.
La mente se movía, no sola,
por el aire limpio, en el silencio.
–
¿Era la luz?
¿Era la luz dentro?
¿Era la luz dentro de la luz?
¿La quietud cobrando vida,
aun así quieta?
–
Un espíritu vivaz y comprensible
te acogió una vez.
Volverá.
Quédate quieto.
Aguarda.
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The Lost Son and Other Poems, Doubleday, 1948.
Praise to the End!, Doubleday, 1951.
The text is in The Norton Anthology of Modern and Contemporary Poetry, Vol 1
La traducción: de Fronterad, Revista digital, fronterad.com
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Roethke’s “The Lost Son”
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El poema es más fácil de seguir si se ha leído este consejo de Roethke:
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«El Hijo Perdido» sigue una línea narrativa indicada por los títulos de las primeras cuatro secciones:
El vuelo, El hoyo, La garganta, y El regreso.
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«El vuelo» es exactamente lo que dice que es: un correr aterrorizado alternando con períodos de
espera alucinatoria (las voces, etc.); el protagonista, que está cazando, se orienta, como un primitivo,
por alguna sugerencia animista, por alguna pista de la existencia infrahumana. Los ve y ya no los ve:
son casi golpecitos traseros, de otro mundo, vistos por el rabillo del ojo. En cierto sentido él entra y
sale de la racionalidad; él está suspendido en el equilibrio entre lo humano y lo animal.
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«El hoyo» es una sección ralentizada; un período de agotamiento físico y psíquico. Y otras obsesiones
comienzan a aparecer (simbolizadas por el topo, el nido, el pescado).
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En «La garganta» estas obsesiones comienzan a tomar fuerza; de nuevo hay una actividad frenética,
a continuación, un caer de nuevo en casi una canturreada serenidad («Qué canción tan pequeña» etc.).
El verso, «¿Tiene padre la lluvia?» es de Job, la única cita en el poema (una tercera parte de un verso).
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La sección IV es una vuelta, una vuelta a un recuerdo de la infancia que vuelve casi como en un sueño,
después de la agitación y el agotamiento de las acciones anteriores. La experiencia, de nuevo, es a la
vez literal y simbólica. Las «rosas» todavía están respirando en la oscuridad; y el bombero puede sacarlas,
incluso del fuego. Después de la noche oscura, la mañana trae consigo la sugerencia de una luz renovada:
llega papá. Enterradas en el texto hay muchas pequeñas ambigüedades, no todos los cuales son esenciales
para el significado central del poema.
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En la sección sin título final, la iluminación, la venida de la luz sugerida al final del último pasaje se produce
de nuevo, esta vez para el hombre casi desarrollado. Pero la iluminación sigue siendo aprehendida sólo
parcialmente; él todavía está «esperando».
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[de Roethke’s “The Lost Son”– lorenwebster.net]
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