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Connoisseur of chaos

I

A.        A violent order is disorder; and

B.        A great disorder is an order. These

Two things are one. (Pages of illustrations.)

II

If all the green of spring was blue, and it is;

If the flowers of South Africa were bright

On the tables of Connecticut, and they are;

If Englishmen lived without tea in Ceylon, and they do;

And if it all went on in an orderly way,

And it does; a law of inherent opposites,

Of essential unity, is as pleasant as port,

As pleasant as the brush-strokes of a bough,

An upper, particular bough in, say, Marchand.

III

After all the pretty contrast of life and death

Proves that these opposite things partake of one,

At least that was the theory, when bishops’ books

Resolve the world. We cannot go back to that.

The squirming facts exceed the squamous mind,

If one may say so. And yet relation appears,

A small relation expanding like the shade

Of a cloud on sand, a shape on the side of a hill.

IV

A.        Well, an old order is a violent one.

This proves nothing. Just one more truth, one more

Element in the immense disorder of truths.

B.        It is April as I write. The wind

Is blowing after days of constant rain.

All this, of course, will come to summer soon.

But suppose the disorder of truths should ever come

To an order, most Plantagenet, most fixed…

A great disorder is an order. Now, A

And B are not like statuary, posed

For a vista in the Louvre. They are things chalked

On the sidewalk so that the pensative man may see.

V

The pensative man… He sees that eagle float

For which the intricate AIps are a single nest.

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Connoisseur del caos

I

A. Un orden violento es desorden y

B. un gran desorden es un orden. Estas

dos cosas son una (Páginas de ilustración).

II

Si todo el verde de la Primavera fuera azul, y lo es;

si las flores de Sudáfrica brillaran

sobre las mesas de Connecticut, y brillan;

si los ingleses vivieran sin té en Ceilán,  y viven;

si  todo marchara de manera ordenada,

y así sucede; una ley de inherentes opuestos,

de esencial unidad, es tan placentera como puerto,

tan placentera como los brochazos de una rama,

una rama superior, especial, en, digamos, Marchand.

III

Después de todo,  los bellos contrastes de la vida y la muerte

prueban que estas cosas opuestas participan de una,

por lo menos esta era la teoría, cuando los libros de los obispos

resolvieron el mundo. No podemos regresar a eso.

Los revoltosos hechos superan la escamosa mente,

si así podemos hablar. Y sin embargo la relación aparece,

una pequeña relación que se expande como la sombra

de una nube sobre la arena, una forma en la falda de una colina.

IV

A    Bien, un viejo orden es un orden violento.

Esto nada prueba. Sólo una verdad más, un elemento

más en el inmenso desorden de las verdades.

B    Es abril  mientras escribo. El viento

sopla después de muchos días de lluvia constante.

Todo esto, es cierto, vendrá pronto al verano.

Pero supongamos que el desorden de las verdades pudiera

llegar a ser un orden, muy Plantagenet, muy fijo…

Un gran desorden es un orden. Ahora,  A

y B no son estatuas, colocadas

como perspectiva del Louvre. Son cosas escritas

con tiza en la acera para que así el hombre pensativo pueda ver.

V

El hombre pensativo… Mira planear esa águila

para quien los intrincados Alpes son un simple nido.

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Wallace Stevens

FROM Parts of a World (1942)

ALFRED A. KNOPF New York  2009


 

 

 

 

 

 

 

 

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