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el poeta
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1
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El poeta trae de lejos la palabra.
Al poeta lo lleva lejos la palabra.
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Entre sí y no, por baches indirectos
de parábolas, signos, planetas,
hasta lanzándose desde el campanario
agarra un garfio, pues el camino del cometa –
es el camino del poeta. Casuales eslabones
ése es su enlace. ¡Mirar las estrellas
de nada sirve! En el calendario
no se pronostican los eclipses del poeta.
Él es el que desordena los naipes,
falsea el peso y las cuentas,
el preguntón en el pupitre,
el que a Kant para el arrastre deja.
El que en el pétreo foso de la bastilla
es como un árbol que crece en su belleza…
Aquél de huellas – siempre desaparecidas,
El que es el tren al que cualquiera
llega tarde-
– su camino es el de los cometas –
El camino del poeta: arde pero no calienta,
arranca pero no cría – estalla y se quiebra.
¡Tu camino es el de enredadas cabelleras,
no pronosticado en el calendario, poeta.
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8 de abril de 1923
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2
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Son en el mundo los superfluos, los suplementarios,
los no inscritos en lo que la vista abraza.
(Los no escritos en vuestros vocabularios.
Para ellos el foso de la basura es casa.)
Están en el mundo desnudos, despedidos,
tachuelas son a vuestras orlas de seda,
son el estiércol – los enmudecidos –
la suciedad que repugna a las ruedas.
La apariencia – en el mundo donde no se ve:
(¡Su marca: granos leprosos!)
Hay Jobs en el mundo que
de Job serían envidiosos –
cuando: los poetas con los parias rimamos,
pero, sobresaliendo de la orilla marcada,
a los dioses las diosas disputamos
¡y a Dios la Inmaculada!
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22 de abril de 1923
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3
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¡Qué puedo hacer, ciega e hijastra
en un mundo donde cada uno es padre y vidente,
donde sobre anatemas pasa el espanto
como sobre terraplenes! Donde la gente
resfriado llama – ¡al llanto!
¡Qué puedo hacer – por decisión y providencia
cantora! – ¡Tal cable! ¡Bronceado! ¡Siberia!
¡Como por un puente – por mi alucinamiento!
Con su ligereza
en un mundo de pesos.
¡Primera y cantora, qué puedo
en un mundo donde lo más negro es – grisura!
¡Donde la inspiración en termos va metida!
¡¿Con esta desmesura
en un mundo de medidas?!
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22 de abril de 1923
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Marina Tsvietáieva
Traducido por José Luis Reina Palazón
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