manuel vilas: mujeres

 

resurrección
2005

 

 

 

 

recita José Luis Esteban

 

 

 

recita Tomás Galindo

 

 

 

 

 

No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que

sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la

maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo,

con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco

y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres

en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres

de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía

las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillajes y zapatos

que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho,

hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad

es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo.

Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa

encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si la vida

fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el nuestro las

maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa, y trabajan en las

pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares o en los bingos.

No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los hombres.

 

 

 

 

 

 

 

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