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fuga de alma
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Iselin es una mirada con fuga de alma, que se le escapa por las pupilas de los dos ojos
en una operación a gran escala, posiblemente ilegal, delincuente, si es que ya el tráfico
o el contrabando de almas es un delito, que los poderosos del poder seguro que están
en ello, intentando el control y el monopolio de todas las miradas, pero especialmente
de las que mueven mucho material, como la de Iselin.
Uno, sencillo merodeador, tiene que pararse sobre las doce extremidades –seis más seis-
para aguantar la embestida de los dos ojos de Iselin en una sola mirada directa que
enseguida pone huevos en nuestra sangre; que nos envenena, en un solo instante
luminoso, de eternidad y deseo; que nos marca a fuego en el costado con la insignia
de su hermosa ganadería.
Hay sucesos, acontecimientos, hechos, de los que nunca más se escapa, simplemente
porque inciden en el tiempo de nuestra vida y lo detienen, lo cortan por la mitad y nos
dejan en un tiempo sin tiempo, en un tiempo cero que nos inaugura personalmente, y
enseguida vemos que hasta entonces, hasta ese momento que nos ha bifurcado, éramos
sólo un esbozo, un ensayo, un escaso proyecto de nosotros mismos.
Quizá ese efecto o alguno parecido tiene sobre nosotros la mirada de Iselin: un efecto
que amenaza con destruirnos: terrible pero necesario como la libertad o la belleza, porque
sin él no hay cielo ni infierno ni vida que los valga.
Narciso de Alfonso
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