Octavio Paz

el arco y la lira

El poema. La revelación poética. Poesía e Historia

ADVERTENCIA A LA PRIMERA EDICIÓN

Escribir, quizá, no tiene más justificación que tratar de contestar a esa pregunta que un día nos hicimos y que, hasta no

recibir respuesta, no deja de aguijonearnos. Los grandes libros —quiero decir: los libros necesarios— son aquellos que

logran responder a las preguntas que, oscuramente y sin formularlas del todo, se hace el resto de los hombres.

No sé si la pregunta que ha dado origen a este libro les haya quitado el sueño a muchos; y es más dudoso aún que mi

respuesta conquiste el asentimiento general Pero si no estoy seguro del alcance y de la validez de mi contestación, sí lo

estoy de su necesidad personal. Desde que empecé a escribir poemas me pregunté si de veras valía la pena hacerlo:

¿no sería mejor transformar la vida en poesía que hacer poesía con la vida?; y la poesía ¿no puede tener como objeto

propio, más que la creación de poemas, la de instantes poéticos? ¿Será posible una comunión universal en la poesía?

En 1942, José Bergamín, entonces entre nosotros, decidió celebrar con algunas conferencias el cuarto

centenario del nacimiento de San Juan de la Cruz, y me invitó a participar en ellas. Me dio así ocasión de

precisar un poco mis ideas y de esbozar una respuesta a la pregunta que desde la adolescencia me

desvelaba. Aquellas reflexiones fueron publicadas, bajo el título de Poesía de soledad y poesía de comunión

en el número cinco de la revista El Hijo Pródigo, Este libro no es sino la maduración, el desarrollo y, en algún

punto, la rectificación de aquel lejano texto.

Una loable costumbre quiere que, al frente de obras como ésta, el autor declare los nombres de aquéllos a quienes

debe especial reconocimiento. Mis deudas son muchas y a lo largo de este libro he procurado señalarlas, sin omitir

ninguna. De ahí que no lo haga ahora. Deseo, sin embargo, hacer una excepción y citar el nombre de Alfonso Reyes.

Su estímulo ha sido doble: por una parte, su amistad y su ejemplo me han dado ánimo; por la otra, los libros que ha

dedicado a temas afines al de estas páginas —La experiencia literaria, El deslinde y tantos ensayos inolvidables,

dispersos en otras obras— me hicieron claro lo que me parecía oscuro, transparente lo opaco, fácil y bien ordenado

lo selvático y enmarañado. En una palabra: me iluminaron.

 

OCTAVIO PAZ

México, agosto de 1955


 

 

 

 

 

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