IV
.

Un gracioso

Era la explosión del año nuevo: caos de barro y nieve, atravesado por mil carruajes,

centelleante de juguetes y de bombones, hormigueante de codicia y desesperación: delirio

oficial de una ciudad grande, hecho para perturbar el cerebro del solitario más fuerte.

Entre todo aquel barullo y estruendo trotaba un asno vivamente, arreado por un

tipejo que empuñaba el látigo.

Cuando el burro iba a volver la esquina de una acera, un señoriíto enguantado,

charolado, cruelmente acorbatado y aprisionado en un traje nuevo, se inclinó,

ceremonioso, ante el humilde animal, y le dijo, quitándose el sombrero: “¡Se lo deseo

bueno y feliz!” Volvióse después con aire fatuo no sé a qué camaradas suyos, como para

rogarles que añadieran aprobación a su contento.

El asno, sin ver al gracioso, siguió corriendo con celo hacia donde le llamaba el deber.

A mí me acometió súbitamente una rabia inconmensurable contra aquel magnífico

imbécil, que me pareció concentrar en sí todo el ingenio de Francia.

 


 

IV

Un plaisant

C’était l’explosion du nouvel an: chaos de boue et de neige, traversé de mille carrosses,

étincelant de joujoux et de bonbons, grouillant de cupidités et de désespoirs, délire

officiel d’une grande ville fait pour troubler le cerveau du solitaire le plus fort.

Au milieu de ce tohu-bohu et de ce vacarme, un âne trottait vivement, harcelé par un

malotru armé d’un fouet.

Comme l’âne allait tourner l’angle d’un trottoir, un beau monsieur ganté,

verni, cruellement cravaté et emprisonné dans des habits tout neufs, s’inclina

cérémonieusement devant l’humble bête, et lui dit, en ôtant son chapeau: “Je vous la souhaite

bonne et heureuse!” puis se retourna vers je ne sais quels camarades avec un air de fatuité, comme pour

les prier d’ajouter leur approbation à son contentement.

L’âne ne vit pas ce beau plaisant, et continua de courir avec zèle où l’appelait son devoir.

Pour moi, je fus pris subitement d’une incommensurable rage contre ce magnifique

imbécile, qui me parut concentrer en lui tout l’esprit de la France.

.

 

 

Charles Baudelaire


Un gracioso

Pequeños poemas en prosa

Editora Espasa-Calpe Argentina, S.A.

Buenos Aires, 1948

Traducción de Enrique Díez-Canedo

 fleurs


 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir