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yo habito un dolor
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No dejes el cuidado de gobernar tu corazón a esas ternuras parientas del otoño del que ellas toman
su plácido aspecto y su afable agonía. El ojo es precoz para plegarse. En sufrimiento conoce pocas palabras.
Prefiere acostarse sin carga: soñarás con el mañana y tu lecho te será leve. Soñarás que tu casa ya no tiene
vidrios. Estás impaciente por unirte al viento, al viento que recorre un año en una noche.
Otros cantarán la incorporación melodiosa, las carnes que sólo personifican la hechicería del reloj
de arena. Condenarás la gratitud que se repite. Más tarde, te identificarás con algún gigante disgregado, señor
de lo imposible.
Sin embargo.
No has hecho más que aumentar el peso de tu noche. Has vuelto a la pesca en las murallas, a la canícula
sin verano. Estás furioso contra tu amor en el centro de una comprensión que enloquece. Piensa en la casa perfecta
que nunca verás elevarse. ¿Para cuándo la cosecha del abismo? Pero has vaciado los ojos del león. Crees ver pasar
la belleza por encima de las lavandas negras.
¿Qué es lo que te ha izado, una vez más, un poco más arriba sin convencerte? No hay sitio puro.
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J’habite une douleur
Le poème pulvérisé / El poema pulverizado (1945-1947)
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Ne laisse pas le soin de gouverner ton coeur à ces tendresses parentes de l’automne auquel elles
empruntent sa placide allure et son affable agonie. L’oeil est précoce à se plisser. La souffrance connaît peu de mots.
Préfère te coucher sans fardeau: tu rêveras du lendemain et ton lit te sera léger. Tu rêveras que ta maison n’a plus
de vitres. Tu es impatient de t’unir au vent, au vent qui parcourt une année en une nuit. D’autres chanteront
l’incorporation mélodieuse, les chairs qui ne personnifient plus que la sorcellerie du sablier. Tu condamneras la gratitude
qui se répète. Plus tard, on t’identifiera à quelque géant désagrégé, seigneur de l’impossible.
Pourtant.
Tu n’as fait qu’augmenter le poids de ta nuit. Tu es retourné à la pêche aux murailles, à la canicule sans été.
Tu es furieux contre ton amour au centre d’une entente qui s’affole. Songe à la maison parfaite que tu ne verras jamais
monter. A quand la récolte de l’abîme? Mais tu as crevé les yeux du lion. Tu crois voir passer la beauté au-dessus des
lavandes noires…
Qu’est-ce qui t’a hissé, une fois encore, un peu plus haut, sans te convaincre? Il n’y a pas de siège pur.
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Rene Char
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Yo habito un dolor
Poesía esencial: Furor y misterio; Los matinales;
Aromas cazadores
Edición bilingüe
Galaxia Gutenberg
2005 Barcelona
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