poesía

y menos aún que piense demasiado

 

Segunda carta conyugal

 

Necesito, a mi lado, una mujer sencilla y equilibrada,

y cuya alma agitada y oscura

no alimente continuamente mi desesperación.

Los últimos tiempos te veía siempre

 

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te quiero, te quiero, te quiero

 

Pequeño vals vienés

 

En Viena hay diez muchachas,

un hombro donde solloza la muerte

y un bosque de palomas disecadas.

Hay un fragmento de la mañana

 

 

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me queda la palabra

 

En el principio

 

Si he perdido la vida, el tiempo, todo

lo que tiré, como un anillo, al agua,

si he perdido la voz en la maleza,

 

 

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pero sabían que era moderno

 

Prima Nancy

 

Miss Nancy Ellicott

caminó a zancadas a través de las colinas y las rompió,

cabalgó a través de las colinas y las rompió-

las desérticas colinas de Nueva Inglaterra-

 

 

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donde los peces rojos van y vienen sin música

 

Se querían

 

Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,

labios saliendo de la noche dura,

labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?

Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

 

 

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