NdAlfonso

y mis riñones escuchan

 

neruda

 

Difícilmente llamo a la realidad, como el perro,

y también aúllo. Cómo amaría establecer el diálogo

 

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pessoa: libro del desasosiego 346

 

La idea de viajar me provoca náuseas.

Ya he visto todo lo que nunca había visto.

Ya he visto todo lo que todavía no he visto.

El tedio de lo constantemente nuevo, el tedio de

 

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marosa di giorgio: misa y tractor

 

 

Ella tenía un nombre muy bello -o a él le parecía-,

señora Arabel. Y él se llamaba Maquinaria Agrícola.

Qué espanto -se decía, espiando con pasión hacia 

 

 

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¿qué me da, que tengo ojos?

 

 

césar vallejo

 

¿qué me da, que me azoto con la línea?

 

y creo que me sigue, al trote, el punto?

¿Qué me da, que me he puesto

en los hombros un huevo en vez de un manto?

 

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marosa di giorgio: insectos en la misa

 

 

Es a la siesta. Y en el comedor en penumbras no hay

nadie. Y si estuviese alguno sentado no se notaría. Se oye

una palabra diaria, pero dicha de un modo raro, como si

una manzana en la frutera estuviera aprendiendo a hablar.

 

 

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