el niño de la fotografía
No hay mucho que hacer en mi memoria.
Caminar una casa derribada a balazos,
atravesar arañas con palabras,
buscar viejos olores quemados por el viento.
¿qué hacer en la memoria?
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¿sabré entender que viene de este instante?
Si puedo
Alguna Cosa ha entrado
dentro de algún verso que sé
que podré escribir y no
sé cuándo, ni cómo, ni qué,
una sola estrella se infla y se desinfla todo el tiempo
mi mujer duerme del otro lado de la pared
La cama está fría, la tarde dejó restos
de niebla sin juntar en los jardines próximos.
Adentro estoy con la estufa diplomática
que difunde olas de calor amarillo diáfano.
ella giraba en círculos y giraban los círculos
Conocí a una mujer
Conocí a una mujer, amorosa hasta los huesos,
cuando los pajarillos cantaban, les devolvía el canto;
ah, cuando se movía, se movía a muchos lados:
¡las formas pueden ser un brillante recipiente!
el deslumbrado panadero de tu goce
Con tres guijarros
Sigues conmigo, amiga, un día después de haber marchado.
Con tres guijarros he edificado, para mi amor, un sutil monumento
a orillas del torrente. Durará hasta el próximo deshielo.
sorolla: bacante descansando
bacante descansando
Esta mujer, una bacante, tal vez ha cometido
un exceso de turismo y ahora descansa
de pecho en pecho, equidistante –como todos-
de la vida y de la muerte.
crecí como una alta llama de tela blanca y cabellos
Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.
con azafrán y frutas envueltos en muselina escarlata
Entierro en el este
Yo trabajo de noche, rodeado de ciudad,
de pescadores, de alfareros, de difuntos quemados
con azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata:
bajo mi balcón esos muertos terribles
¿pero tendrá la muerte el último silencio?
XII.73
Decimos lo que decimos
para que la muerte no tenga
la última palabra.
todavía me duelen las manos que me faltan
Esfinges Suelen Ser
Una mano, dos manos. Nada más.
Todavía me duelen las manos que me faltan,
esas que se quedaron adheridas a la barca fantasma que me trajo
y sacuden la costa con golpes de tambor,
mi imagen, atrapada entre la uvas y las zarzas
Amable Señor, Este Bosque
Amable señor: le voy a contar un juego antiguo
que jugábamos a los ocho y a los diez.
A veces, en La Isla, al sur de Maine,
a finales de agosto, cuando desde alta mar
tantos, tantos derrumbes, tantas muertes, tal vez, tanto olvido
Quiero morir
Quiero morir. No quiero oír ya más campanas.
La noche se deshace, el silencio se agrieta.
Si ahora un coro sombrío en un bajo imposible,
si un órgano imposible descendiera hasta donde.
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[…] “Al sol de Prestatyn” es un poema de Phillip Larkin donde se describe un cartel que encontramos al paso en una carretera.…
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Estos intelectualeeees... Ángel
Pues se agradece, Master, uno siempre echa en falta las buenas traducciones y, en especial, de estos monstruos de la…
Es una lástima que en este post tan bonito haya una traducción tan pobre... Para hacer justicia al poema y…
Propongo una explicación ( ) de este hermoso y potente texto, tanto para hacerle justicia como para hacer justicia a…
Magistral ndalfonso
Vamos, vamos, muchachos, que posiblemente ni siquiera habéis leído a Dante, ¿acaso pretendíais leer Miércoles de Ceniza de corrido, como…
Aprovecharé este poema para explicarme —a mí mismo sobre todo— algunos asuntos de la poesía y la poética que, estando…
Carlos para los poetas --y, en general, para los escritores-- introducirse en el mercado editorial es un auténtico drama, ya…
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No quiero seguir hablando, gracias. NdAlfonso
Tiene usted razón (ya estará acostumbrado) .Pero yo en mi infinita ignorancia pensaba que hablábamos de muerte y religión, no…