NdAlfonso

después los amigos, buenos chicos, buenos chicos,

fernando pessoa: libro del desasosiego

 

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Cosas de nada, naturales de la vida, insignificancias de lo usual y de lo vulgar,

polvo que subraya con un rasgo apagado y grotesco la sordidez y la vileza de mi

vida humana.

 

pessoal

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sin mirar hacia atrás

luis alberto de cuenca

 

vive la vida

 

 

Vive la vida. Vívela en la calle

y en el silencio de tu biblioteca.

Vívela en los demás, que son las únicas

pistas que tienes para conocerte.

 

 

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imagínate ser como ellos

philip larkin

 

regreso a los sapos

 

 

¿Quién no prefiere pasear

por el parque a trabajar?

El lago, el sol,

hierba donde echarse,

lejano rumor de críos

 

philip

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comiendo cerezas negras están los enterradores

mahfúd massís: las bestias del duelo

 

la gran noche

 

 

 

 

Arrodillado en mi ataúd, llorando,

con el amarillo llanto de todos los muertos,

tu perro de laurel solloza, vida mía.

Succionando el aceite de las grandes bestias,

 

 

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otros amaneceres, otros llantos

juan gelman: valer la pena

 

¿cómo?

 

 

¿Cómo sabe Andrea que la poesía no tiene cuerpo, no

tiene corazón

y en su hálito de niña pasa o puede pasar

y habla de lo que siempre no habla?

 

qelman2

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el trueno más allá del popocatépetl

malcom lowry

 

el trueno más allá del popocatépetl

 

 

 

 

Negros nubarrones de tormenta

combaten contra el viento

más allá del Popocatépetl,

del mismo modo que el viento de la razón

 

 

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de quien me acuerdo cuando llueve y no hay nadie en mi experiencia

césar vallejo

 

la violencia de las horas

 

 

 

Todos han muerto.

Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el burgo.

Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las

mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: «Buenos días, José!

Buenos días, María!»

 

vall2

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