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la humanidad última: el reverendo

la humanidad última: el reverendo

 

el reverendo

 

 

 

Como honrado merodeador, uno sospecha a veces que lo esencial,

en determinados escenarios, es saber sobredimensionar

la vacuidad: lo que equivale a sacar los horizontes portátiles

o a subir las escaleras pero no los peldaños.

 

 

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merodeos populares: entonada

merodeos

 

entonada

 

 

 

Jules está entonada casi completamente consigo misma,

tal vez sólo los adornos y el logotipo de la raqueta,

en negro, se van del espectro sensual de esta hermosa

y delicada mujer.

 merrod2

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pessoa: libro del desasosiego 78

fernando pessoa: libro del desasosiego

 

78

 

Hoy, en uno de los devaneos sin propósito ni dignidad

que constituyen gran parte de la substancia espiritual

de mi vida, me he imaginado liberado para siempre

de la Calle de los Doradores

 

 

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que separa el estar-aquí del no-estar aquí

charles simic

 

escolares con el pelo gris

 

 

 

Los viejos tienen malos sueños,

Por eso duermen poco.

Caminan descalzos

sin encender las luces,

 

               ‘mmm… precioso poemita’

 

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habrá sido tan tonta como para entrar, o no,

wislawa szymborska

 

un terrorista: él observa

 

 

 

La bomba explotará en el bar a las trece veinte.

Ahora apenas son las trece y dieciséis.

Algunos todavía tendrán tiempo de salir.

Otros de entrar.

 szy

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digo gente

juan gelman: violín y otras cuestiones

 

viendo a la gente andar

 

 

 

Viendo a la gente andar, ponerse el traje,

el sombrero, la piel y la sonrisa,

comer sobre Ios platos dulcemente,

afanarse, correr, sufrir, dolerse,

 

gelman

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las gallinas volaron sobre las violetas

marosa di giorgio: la edad anaranjada

 

17

 

Al entrar vio el arco iris en el mueble; en vez de salir en el cielo

había salido en un mueble; aterrada volvió al patio. No quedaba

un habitante de la casa

 

 

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