modesto desahogo
Estoy más triste que un zapato ahogado
estoy más triste que el polvo bajo los petates
estoy más triste que el sudor de los enfermos
estoy triste como un niño de visita
con mis banderitas cómicamente izadas
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tráemelo de vuelta esta noche
grises
Observando un ópalo medio gris
he recordado dos hermosos ojos grises
que vi; hará unos veinte años…
unos aprenden a fingir que son felices
época de crisis
Este edificio tiene
los ladrillos huecos,
se llega a saber todo
de los otros,
los animales se detienen a tu paso
Yo remo
Maldije tu frente tu vientre tu vida
Maldije las calles que tu andar recorre
Los objetos que recoge tu mano
Maldije el interior de tus sueños
soy más peligrosa que esos tipos
El regreso
Vengo de desertar en Bouvines o de pelear en Midway,
vengo de la victoria o de la cobardía.
No sé si estoy buscando un cuerpo o si necesito un amigo,
si vengo a provocar un duelo o si vengo a evitarlo.
y el sombrero monacal
por mucho tiempo recordaré
Por mucho tiempo recordaré
A aquella joven de ojos
Conscientes, tristes y tranquilos
y echaba a correr de pronto
canción de la niñez
Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
es dura en el espejo y tensa y congelada
nocturno de la alcoba
La muerte toma siempre la forma de la alcoba
que nos contiene.
Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,
se pliega en las cortinas en que anida la sombra,
los ángeles que han perdido la memoria
el bosque se iba haciendo al arder
tristemente naturales
Jorge Guillén
Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
con una túnica griega y un moño a lo psique
conversación entre las ruinas
Cruzando el pórtico de mi elegante casa, entras majestuoso,
Con tus salvajes furias, desordenando las guirnaldas de fruta
Y los fabulosos laúdes y pavones, rasgando la red
De todo el decoro que refrena el torbellino.
yo sólo miraba a las piedras, a los altos ídolos
la naturaleza de los sueños
Al alba bebía la leche, minuciosamente,
bajo la mirada vigilante de mi madre;
pero, luego, ella apartaba un poco, volvía a hilar la miel,
y hasta un ancho volumen de fuego respetado
son diurno
Ahora que ya tu calidad es ardiente y dura,
como el órgano que se rodea de un fuego
húmedo y redondo hasta el amanecer
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