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una rosa rosada caminante

 

 

Tía Cármine era tan bella,

con vestido en revoltijo rosado

y el ramo de fresias que

perfumaban la casa y el cielo.

 

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hizo frío en todo cuanto pienso

 

60

 

Entré en la barbería de la manera acostumbrada, con el placer de serme fácil

entrar sin embarazo en las casas conocidas. Mi sensibilidad de lo nuevo es

angustiosa: tengo calma sólo donde ya he estado.

 

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el azulado centro del tiempo

 

Esta soledad en las cataratas

 

Nunca sintió dos veces lo mismo respecto del salpicado río,

Que seguía fluyendo y nunca dos veces el mismo, fluyendo

A través de muchos lugares, y como inmóvil en uno,

 

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por fin desapareció la tiranía del rostro humano

 

A la una de la mañana

 

¡Solo por fin! Ya no se oye más que el rodar de algunos coches rezagados y

derrengados. Por unas horas hemos de poseer el silencio, si no el reposo. ¡Por fin

desapareció la tiranía del rostro humano, y ya sólo por mí sufriré!

 

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merodeos: turner: el caballo pálido

 

El caballo pálido

 

El fotógrafo de lo imposible nos ha dejado su ventana

indiscreta delante del cuadro original de Turner, lo que es

especialmente importante por el color de los colores del color.

 

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